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La enfermedad de la prisa
Administrar condominios conlleva una dedicación que consume mucho tiempo, el administrador se debe convertir en un solucionador de problemas y debe tener mucha disciplina. A media que avanza en su carrera va adquiriendo nuevas habilidades, aumenta su base de datos de técnicos, personal de apoyo y empresas que pululan en un espiral ascendente entorno del rubro administrativo.
Un punto muy importante se refiere a entender a las personas, en esta área las administradoras llevan la delantera, su género incluye intuición, la famosa “tincada”, muy pocas personas pueden interpretar bien a otra, en el caso de los administradores, con el tiempo de tanto tratar con personas y por lo general repitiendo muchas veces las soluciones a las mismas problemáticas, adquieren habilidades nuevas, la solución de conflictos es cada vez más simple. Sin darse cuenta el administrador va evolucionando, lo que fue antes era difícil, ahora no lo es, todo fluye y van avanzando.
Pero, siempre tenemos un pero, por el tipo de trabajo a lo que se suma la tecnología actual, administrar condominios se convierte en un trabajo que nunca termina. A medida que el tiempo transcurre se pueden desencadenar síndromes psicológicos, por el solo hecho de no entender o no definir por ejemplo protocolos de “hasta las 18:00 horas” y buscar sistemas de apoyo para emergencias.
La llamada “Hurry Sickness”, o “enfermedad de la prisa”
«Nadie está tan ocupado como para no encontrar tiempo para contarle a todo el mundo lo ocupado que está» — Robert Lemke.
No es una enfermedad aún, sino que se define como un patrón de comportamiento, caracterizado por una continua lucha y tratar incesantemente de lograr “hacer más y más cosas en cada vez menos tiempo”. Es la mezcla de ansiedad, estrés y sentimientos continuos de urgencia que forman un ciclo vicioso adictivo.
Comer el almuerzo en el escritorio y al mismo tiempo revisar el WhatsApp o el correo electrónico o hablar por teléfono es uno de los síntomas, es normal suponer que se trata de una enfermedad de ejecutivos de alto nivel, pero realmente no es así. Cuando desarrollas la enfermedad de la prisa, te transformas una persona ocupada precisamente porque actúas como si lo fueras.
Se hace habitual hacer siempre otra cosa mientras quieres hacer otra cosa al mismo tiempo.
Por ejemplo cuando el microondas opera durante 30 segundos, sientes la necesidad de buscar otra cosa mientras esperas. Son solo 30 segundos…. Por lo que esperar no es productivo y los afectados no saben no hacer nada.
Le metemos velocidad. Las personas con la enfermedad de la prisa piensan rápido, hablan rápido, actúan rápido y buscan qué hacer aún más rápido.
Quien tiene la enfermedad de la prisa, siente una necesidad constante de realizar más y más y en lo posible más rápido, incluso cuando no hay ninguna razón para tener prisa. Cuando no hay ninguna razón, la busca.
Por ejemplo, se inscribe en clases de baile, en el gimnasio, va a reuniones de lectura o a un grupo de trekking, ósea abulta su agenda actual intencionalmente, es como si buscará el colapso.
Pero hay luz al final del túnel, veamos cómo se evita o soluciona la enfermedad dela prisa.
Lo primero es ser firme al momento de decidir qué tareas asumir, la disciplina mental debe operar en cada decisión, cada tarea implica una responsabilidad. Hay que saber cuándo decir que no y a cuáles decir que no.
Evitar las multitareas y priorizar según un criterio de urgencia, debes aprender a controlar tus impulsos de trabajo cuando no debes hacerlo, te debes dar tus tiempos, NO HACER NADA no está mal.
Recuerda cuando eras un niño, tenías mucho TIEMPO LIBRE lo usabas y disfrutabas, eras muy feliz… Vuelve a jugar te hará bien, la edad no es una excusa. Vuelve a ser feliz.
Si todo es importante, entonces nada es importante.
Urgente vs importante. Diferencias y ejemplos.
Algo importante lo es por su entidad, por su interés, conveniencia o por el alcance de sus efectos. Lo urgente se reconoce por su necesidad, por el apremio que implica o por las consecuencias que su falta puede causar (workmeter.com)
- Urgente e Importante: es indispensable dedicarle tiempo a estas actividades de manera prioritaria y sin demora.
- Urgente pero NO Importante, tareas que habrá que tratar de delegar, en la medida de lo posible; e importante pero NO Urgente, actividades que habrá que aplazar, pero asegurándose de que no sea por mucho tiempo, atendiendo siempre a su prioridad.
- Ni Importante Ni Urgente: estas actividades deben ser descartadas.
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